El legado tóxico de la mina
La Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH) de Córdoba denunció que la mina de uranio Los Gigantes, cerrada hace décadas, sigue contaminando la cuenca del río San Antonio.
La investigación ciudadana
Un equipo multidisciplinario conformado por la APDH realizó un monitoreo independiente en el Arroyo Cajón, que recibe los drenajes subterráneos y los desbordes superficiales del dique de colas de la ex mina.
Los resultados mostraron una menor diversidad de organismos acuáticos en el Arroyo Cajón en comparación con el cercano Arroyo Vatán, lo que sugiere una posible contaminación persistente.
La evidencia
El biólogo Fernando Barri explicó que la ausencia de especies sensibles es una señal clásica de estrés ambiental y que los resultados son una fuerte señal de alerta que sugiere que podría haber aún una carga de materiales radiactivos y metales peligrosos afectando el ecosistema.
Un daño que perdura
El informe destaca que durante el funcionamiento de la mina, el Arroyo Cajón tenía una ausencia total de vida acuática, y que cuatro décadas después, la biodiversidad no se ha recuperado en toda su magnitud.
La deuda pendiente
El equipo de la APDH exige una investigación oficial integral e independiente, la liberación de todos los estudios realizados por la CNEA, la elaboración de un plan de remediación real y el acceso público para monitoreos independientes.
