En un contexto donde la diversidad es cada vez más visible, la educación inclusiva se presenta como un desafío pendiente en el sistema educativo argentino. La falta de capacitación obligatoria en discapacidad, neurodivergencia y autismo es un problema estructural que compromete el derecho a la educación y exige reformas urgentes.
La Realidad en las Aulas
En las aulas argentinas, conviven múltiples formas de percibir, sentir y comprender el mundo. Sin embargo, el sistema educativo aún arrastra estructuras y prácticas que excluyen, invisibilizan, discriminan o no logran acompañar la diversidad real del estudiantado.
La Necesidad de Cambio
La educación inclusiva es una obligación ética, social, jurídica y democrática derivada de nuestra Constitución Nacional y de los tratados internacionales que Argentina ha suscripto. La Observación General Nº 4 del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad establece que los Estados deben garantizar un sistema educativo inclusivo en todos los niveles.
Países como Chile, Brasil, Colombia, Perú, Uruguay, México, Panamá, Costa Rica y Nicaragua ya cuentan con normativas y legislación específica que promueven la capacitación docente, la accesibilidad tecnológica, los ajustes curriculares y el seguimiento sistemático de los avances hacia la inclusión plena.
Hacia un Cambio Positivo
Capacitar a quienes enseñan y forman a los futuros ciudadanos, y a quienes conducen las instituciones educativas, no es un privilegio ni una concesión, sino una obligación ética, social, educativa, cultural y legal. Establecer la formación obligatoria en discapacidad y neurodivergencia en toda reforma educativa es el primer paso para que la efectiva inclusión deje de ser una promesa y se convierta en una realidad.
Es tiempo de que la educación inclusiva deje de ser una consigna vacía y se convierta en una realidad que transforme la diversidad en una fortaleza para nuestra sociedad.
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