La lucha contra la pornovenganza: Una dominatriz crea una empresa para proteger la intimidad

La dominatriz profesional Madelaine Thomas se convirtió en la fundadora de una empresa tecnológica después de que sus imágenes privadas y explícitas fueran compartidas sin su consentimiento. Con 37 años y viviendo en Monmouthshire, Gales, Madelaine decidió tomar cartas en el asunto y recurrió a la tecnología en busca de una solución.

El origen del problema

Compartir imágenes íntimas sin consentimiento, conocido como pornovenganza, es un delito que puede conllevar hasta dos años de prisión en Reino Unido. Sin embargo, no solo afecta a quienes trabajan en la industria del sexo, sino que también puede afectar a cualquier persona que comparta imágenes personales.

La solución de Madelaine

Madelaine fundó Image Angel, una empresa que emplea marcas de agua forenses invisibles para rastrear a los perpetradores. La tecnología puede utilizarse en cualquier plataforma en línea donde se compartan imágenes, como aplicaciones de citas, redes sociales y sitios web.

Cuando una imagen es visualizada por un usuario, se le incrusta automáticamente una marca de agua forense invisible, única para esa persona. Esta marca de agua invisible se integra en la propia copia de la imagen y puede sobrevivir a capturas de pantalla, ediciones y fotografías tomadas con un segundo dispositivo.

El impacto de la pornovenganza

La presentadora de televisión británica Jess Davies también fue víctima de personas que compartieron sus imágenes íntimas sin su consentimiento. Jess se muestra comprometida con eliminar el estigma que sufren las víctimas de abuso de imágenes íntimas, dejando claro que la culpa recae en los agresores.

No es un delito enviar consensuadamente una imagen a alguien, pero sí lo es distribuirla sin consentimiento. La culpa siempre debería recaer en los agresores, no en las víctimas.

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