La Navidad y el Año Nuevo: entre ilusiones y realidades

Las fiestas son un momento simbólico muy cargado que impacta de manera distinta en cada persona.

La Navidad y el Año Nuevo: entre ilusiones y realidades

A medida que se acercan las fechas de Navidad y Año Nuevo, el clima social se llena de imágenes de mesas largas, brindis multitudinarios y encuentros familiares que parecen resumir todo lo que "debería" ser un año. Sin embargo, detrás de esa postal repetida hay vivencias muy distintas y diversas.

Las fiestas funcionan como un potente amplificador emocional que impacta de manera distinta en cada persona. Especialistas en salud mental y acompañamiento emocional coinciden en que no se trata de fechas "buenas" o "malas" en sí mismas, sino de momentos que recuerdan lo vivido durante el año.

El fin de año no es solo un cierre de calendario. Es un momento simbólico muy cargado, donde se cruzan balances personales, expectativas sociales y una fuerte presión cultural por "estar bien". Según los expertos, las fiestas "funcionan como un ‘marcador emocional’. Son momentos del año donde se junta el balance personal, las expectativas sociales y cierta presión simbólica de ‘estar bien’. Eso hace que lo afectivo se intensifique.

No se trata de una reacción aislada, los expertos advierten que estas fechas "hacen emerger algo de lo más íntimo de cada uno: lo que se logró, lo que faltó, lo que duele, lo que se extraña. Los pensamientos se vuelven más evaluativos, más comparativos. Esa combinación genera un aumento natural de emociones, en ambas direcciones".

En el imaginario colectivo, la clave para "pasar bien" durante las fiestas parece ser la compañía. Sin embargo, los especialistas advierten que el vínculo entre estar acompañado y sentirse bien no es lineal. "La compañía influye, pero no es el único factor. Estar acompañado no garantiza bienestar, así como estar solo no implica necesariamente malestar. Lo que sí es determinante es la calidad del vínculo, no la cantidad", sostiene Gross.

Exit mobile version