El presidente Javier Milei parece haber cambiado de estrategia
En lo que podría ser su último reportaje del año, Javier Milei comparó su situación con la de Walt Disney, asegurando que “no se calienta más”. Esta declaración tiene un significado importante para su proyecto político, siempre y cuando su “enfriamiento” dure tanto como el de Disney.
Un giro hacia la sensatez
Gran parte del primer bienio de Milei estuvo marcado por intentos de ordenar la economía argentina bajo principios del ajuste fiscal, la retirada del Estado y la apertura económica. Sin embargo, el presidente también desplegó una “batalla cultural” que incluyó insultos y agresiones hacia opositores, artistas, intelectuales y economistas disidentes.
Pero todo eso parece haber cambiado. A principios de agosto, Milei anunció que dejaría de insultar para que sus críticos tuvieran que discutir sus argumentos de fondo. Y aunque hay motivos para dudar de que esto sea permanente, la referencia a Walt Disney sugiere que podría ser un cambio duradero.
Una sociedad que reacciona
La sociedad argentina parece haber forzado a Milei a corregir su conducta. Después de un discurso en Davos donde vinculó homosexualidad con pedofilia, la respuesta social fue masiva y contundente, y Milei retrocedió. Ahora, al parecer, ha entendido que debe serenarse y tratar a los demás con educación y tolerancia.
Esto podría ser un buen augurio para el país. Si Milei efectivamente abandona el escrache y el insulto como métodos habituales, su Gobierno podría cambiar de caracterización y enfocarse en resolver problemas económicos y sociales de manera más constructiva.
Un año de cambios
Milei termina el año con un cambio en la relación de fuerzas políticas. Su partido se ha consolidado como la principal fuerza política del país, y él mismo se ha transformado en el jefe de la derecha y el antiperonismo.
Aunque hay diferentes opiniones sobre si este cambio es similar al de Menem en 1991 o al de Kirchner en 2005, lo cierto es que Milei ha logrado una hegemonía parlamentaria y parece haber encontrado un nuevo rumbo.
La invitación a su gabinete a celebrar las Fiestas en la quinta de Olivos, con cada ministro mostrando un libro llamado “Defendiendo lo indefendible”, es un indicio de que este giro hacia la sensatez podría ser serio. Aunque la foto del grupo, con todos vestidos de invierno en medio del calor, es un poco extraña.
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